La rebeldía intelectual que desborda los márgenes
Archivo PAZ MURO
4 Sep – 10 Nov 2024
Las lógicas de archivo atraviesan la memoria de una de las artistas pioneras del arte denominado “Fuera de Formato”, término acuñado por exposición celebrada en1983 en Madrid, comisariado por Rafael Peñalver, Concha Jerez y Nacho Criado aunque sin duda alguna Paz Muro había roto todos los formatos establecidos desde los años 70 en lo que concierne al arte conceptual y la performance. De hecho, al quedarse fuera de la citada exposición, realizó una irreverente performance en el desaparecido Molino Rojo de Lavapiés, con el título “Artemisa sumisa cazadora cazada por fuera de formato”.
Su recorrido como libre-pensadora y creadora conceptual hace de su figura un eje primordial para entender la ruptura del arte contemporáneo en los 70 y 80. Con un enfoque feminista, su obra siempre ha estado forzado a profundizar y denunciar la situación de desamparo y abuso de la mujer en una época donde la dictadura estaba fuerte y represora con el papel social que las mujeres debían ejecutar vinculadas al papel de la familia, la reproducción y la dependencia de figuras masculinas, fueran paternas o bien de los cónyuges. Paz Muro confrontó todo eso desde su obra, sus acciones y “happenings”; destacable fue su “Burra Cargada de Medallas” (1975), “Desposorios de Paz Muro con el Arte Contemporáneo”, en Arco 82, donde la artista reivindica su compromiso vital y celebra su boda con el arte, despreciando la institución del matrimonio que pareciera la única finalidad en la vida de las mujeres.
Sus obras dan testimonio de una genealogía feminista que se expone en esta ocasión como una suerte de testimonio irrefutable, del papel fundamental e inspirador para generaciones actuales de lo que supuso su irrupción en el arte madrileño de esta conquense universal. Medalla de las Bellas Artes (2020) y dos veces candidata a los Premios Velázquez, la exposición que el Museo le rinde como homenaje a su trayectoria, no pretende ser una retrospectiva, sino un acto de justicia que resuelva la tensión entre su figura y la ausencia de reconocimiento dentro del sistema del arte.
Paz Muro inició su carrera en Cuenca, aunque su salto a Madrid y sus estancias en New York, la posicionan –como a otras coetáneas-, en el ámbito internacional, su empeño en vincularse con las nuevas corrientes del arte eran necesariamente una herramienta rupturista con la marginalidad con la que el régimen franquista sometía a la mujer en todos los ámbitos, y por supuesto en el arte también.
La figura de Paz Muro está presente en el Archivo del Moma, donde depositó su obra en 1972 “Propuesta de transformación de la realidad a partir de un fenómeno natural” y que a pesar de haberse iniciado en el año 71, es prácticamente coetánea en la producción de Land Art con la figura inmensa de Christo. Su participación en los encuentros de Pamplona, donde colaboró con Nacho Criado para la creación de la pieza “la sombra de un árbol” fue recogida en el ya mítico catálogo de los encuentros de Pamplona de 1972.
A principios de los 70, forma parte—junto a Nacho Criado, Mitsuo Miura, Rafael Peñalver o Luis Martínez Muro—del llamado grupo de artistas conceptuales de Cuenca. Expone en las galerías Buades y Vandrés y a partir del año 1973, se integra en el entorno de la revista Nueva Lente y colabora estrechamente con algunos de los fotógrafos asociados a la publicación, como Pablo Pérez Mínguez, transformándose en una habitual del paisaje de la llamada movida madrileña.
Figura carismática y de carácter a veces dulce, a veces pasional y contundente, creó una senda para las artistas posteriores, que si bien no ha sido suficientemente estudiada y pocas veces bien interpretada, dan fe de una vida dedicada al arte por el arte. Su máxima expresión fue sin duda la performance y la instalación conceptual. Obras siempre producidas sin apoyo institucional y financiadas por su persona. Paz Muro representa la rebeldía intelectual y una disciplina, la del ARTE CONCEPTUAL reflexionado, plagado de procesos de investigación y trabajo de archivo previos a la acción en su práctica artística. Nada queda al azar en la obra de Paz Muro pues cada elección, estética, pasa por un filtro de reflexión filosófica basada en su conocimiento y estudio de los presocráticos.
La influencia de la filosofía en su obra es innegable, así como sus conversaciones con Shakespeare con el que entabla una relación epistolar que da testimonio de su genialidad como creadora. Paz Muro como mujer artista, siempre se ha posicionado con su obra en lugares incomodos, de alta cualificación y complejidad intelectual, su obra aparentemente sencilla, esconde sesudas investigaciones previas que pueden ir desde la matemática hasta la astrofísica, la nanotecnología, o las referencias a la filosofía clásica ->(se define como presocrática). Este reto intelectual que siempre está presente en la obra de Muro, ha hecho que muchos, al no saber descifrarla, hayan decidido ningunearla, obviarla o directamente hacerla desaparecer de publicaciones, estudios críticos y libros de pretendida historiografía actual. No se puede entender, que dada su dilatada trayectoria que sigue activa a día de hoy, aportando al arte conceptual actual una inusitada inteligencia, contenido y referencias filosóficas que no sea reconocida de forma más pública, notoria y explícita.
El Archivo PAZ MURO fue donado al Museo La Neomudéjar en el año 2018 por la propia artista y ésta es su segunda apertura al público. La primera con un comisariado generado para la exposición Zapadoras expuesto en Costa Rica en el Año 2020 en Galería Nacional y Museo de Cartago. El Archivo PAZ MURO también ha prestado parte de sus fondos y documentos para la exposición colectiva “Cuánto dura un eco” de Fotonoviembre 2023, en el TEA de Tenerife.
Su recorrido como libre-pensadora y creadora conceptual hace de su figura un eje primordial para entender la ruptura del arte contemporáneo en los 70s y 80s. Con un enfoque feminista, su obra siempre a estado forzado a profundizar y denunciar la situación de desamparo y abuso de la mujer en una época donde la dictadura estaba fuerte y represora con el papel social que las mujeres debían ejecutar vinculadas al papel de la familia, la reproducción y la dependencia de figuras masculinas, fueran paternas o bien de los cónyuges. Paz Muro confronto todo eso desde su obra y sus acciones “happenings”, renombrable fue su “Burra Cargada de Medallas” (1975), “Desposorios de Paz Muro con el Arte Contemporáneo” en Arco 82 donde la artista reivindica su compromiso vital y celebra su boda con el arte, despreciando la institución del matrimonio que pareciera la única finalidad en la vida de las mujeres.
Sus obras dan testimonio de una geneaología feminista que se expone en esta ocasión como una suerte de testimonio irrefutable, del papel fundamental e inspirador para generaciones actuales de lo que supuso su irrupción en el arte madrileño de esta conquense universal. Medalla de las Bellas Artes (2020) y dos veces candidata a los Premios Velázquez, la exposición que el Museo le rinde como homenaje a su trayectoria, no pretende ser una retrospectiva, sino un acto de justicia que resuelva la tensión entre su figura y la ausencia de reconocimiento dentro del sistema del arte.
Paz Muro inició su carrera en Cuenca, aunque su salto a Madrid y sus estancias en New York, la posicionan como a otras coetáneas en el ámbito internacional, su empeño en vincularse con las nuevas corrientes del arte eran necesariamente una herramienta rupturista con la marginalidad que el régimen franquista sometía a la mujer en todos los ámbitos, y por supuesto en el arte también.
La figura de Paz muro esta presente en el Archivo del Moma, donde deposito su obra en 1972 “Propuesta de transformación de la realidad a partir de un fenómeno natural” y que a pesar de haberse iniciado en el año 71, es prácticamente coetánea en la producción de Land Art con la figura inmensa de Christo. Su participación en los encuentros de Pamplona, donde colaboró con Nacho Criado para la creación de la pieza “la sombra de un árbol” fue recogida en el ya mítico catalogo de los encuentros de Pamplona de 1972.
A principios de los 70, forma parte—junto a Nacho Criado, Mitsuo Miura, Peñalver o Luis Martínez Muro—del llamado grupo de artistas conceptuales de Cuenca. Expone en las galerías Buades y Vandrés y a partir del año 1973, se integra en el entorno de la revista Nueva Lente y colabora estrechamente con algunos de los fotógrafos asociados a la publicación, como Pablo Pérez Mínguez, transformándose en una habitual del paisaje de la llamada movida madrileña.
Figura carismática y de carácter por veces dulce por veces pasional y contundente, creó una senda para las artistas posteriores, que si bien no ha sido suficientemente estudiada y pocas veces bien interpretada, dan fe de una vida dedicada al arte por el arte. Su máxima expresión fue sin duda la performance y la instalación conceptual. Obras siempre producidas sin apoyo institucional y financiadas por su persona. Paz Muro representa la rebeldía intelectual y una disciplina, La del ARTE CONCEPTUAL reflexionado, plagado de procesos de investigación y trabajo de archivo previos a la acción en su practica artística. Nada queda al azar en la obra de Paz Muro pues cada elección, estética, pasa por un filtro de reflexión filosófica basada en su conocimiento y estudio de los presocráticos.
La influencia de la filosofía en su obra es innegable, así como sus conversaciones con Shakespeare con el que entabla una relación epistolar que da testimonio de su genialidad con creadora. Paz Muro como mujer artista, siempre se ha posicionado con su obra en lugares incomodos, de alta cualificación y complejidad intelectual, su obra aparentemente sencilla, esconde sesudas investigaciones previas que pueden ir desde la matemática (se define como presocrática) hasta la astrofísica, la nanotecnología, o las referencias a la filosofía clásica. Este reto intelectual que siempre esta presente en la obra de Muro, ha hecho que muchos al no saber descifrarla, hayan decidido ningunearla, obviarla o directamente hacerla desaparecer de publicaciones, estudios críticos y libros de pretendida historiografía actual. No se puede entender que dada su dilatada trayectoria, sigue activa a día de hoy, aportando al arte conceptual actual una inusitada inteligencia, contenido y referencias filosóficas no sea reconocida de forma más pública, notoria y explícita.
El Archivo PAZ MURO fue donado al Museo La Neomudejar en el año 2018 por la propia artista y este es su segunda apertura a publico. La primera con un comisariado generado para la exposición Zapadoras expuesto en Costa Rica en el Año 2020 en Galería Nacional y Museo de Cartago. El Archivo PAZ MURO también ha prestado parte de sus fondos y documentos para la exposición colectiva “Cuanto dura un eco” de Fotonoviembre 2023 en el TEA de Tenerife.