Prórroga hasta el 31 de enero.
Antonella Trovarelli confronta sus demonios internos en busca de una lógica universal que la lleve a crear un lenguaje propio que asimile un conjunto de ideas, asociaciones y reflexiones en torno a que la violencia del paisaje es el sistema.
Trovarelli parte del color como sistema de composición para luego incorporar el alumbramiento de formas antropomórficas que finalmente se hacen presentes de una manera contundente en la composición de la obra.
Los seres antropomórficos que operan en sus creaciones, interpelan al conjunto de cualidades e impulsos humanos de un grupo reducido de personas que no se asimilan a la normatividad social imperante. Un universo lesbiano que sólo podemos adivinar a través de sus títulos. Antonella Trovarelli, ahonda sobre el universo Queer, lo confronta y lo somete a una crítica audaz y sarcástica, se compromete a romper con los estereotipos de las nuevas teorías y busca que hay más allá de un discurso imperante dentro de un universo bien reducido. El poliamor, lo queer, el feminismo, son algunas de las puntas de lanza que interpela con esta serie de “Médulas”. Por momentos son retratos, por momentos escenas costumbristas de un futuro inmediato, donde la realidad de estos entes, pareciera crear el estudio sociológico de una nueva especie.
La necesaria descarnación de las “cuerpas”, según palabras de la artista, pasa por que los seres han de reconocerse como tales, utilizando la medula espinal como herramienta de alerta. Es el tuétano el encargado de conectar y transmitir los impulsos nerviosos que los revelan ante los ojos del espectador con su naturaleza intacta. Mostrándose limpios de los despojos que la sociedad impone con su sistema de cosificación, etiquetas, clases y comportamientos.
Es por ello que la obra de Antonella no evoca una distopia, para la pintora, la obra esta creando un futuro que es ya, un presente real en la sociedad que vivimos.
Las Médulas (nombre con el que bautiza a esta nueva estirpe) son seres que a lo largo de su vida han ido despojándose de automatismos e ideas preconcebidas, necesitan desmembrarse, sangrar, quitarse la piel humana y mostrar sus esqueletos como la capa primaria que les alivia de las creaciones sociales que todos padecemos, la raza, el género, el patriarcado, o los sistemas que se imponen como el capitalismo, la tecnocracia o la esclavitud tecnológica.
Aunque también y pese al nuevo orden formado, son herederos de los males que aquejan a la juventud, el hedonismo, el selfie, la necesidad de ser contemplados y admirados, forma parte de su naturaleza narcisista. Por ello las poses forzadas, los atrevimientos ante a cámara y el encaje del plano nos recuerdan lo complejo de atravesar el orden establecido para alumbrar una nueva realidad.
La propuesta de Antonella Trovarelli forma parte de la apuesta del Museo hacia la investigación de nuevos públicos, obra creada en residencia durante un año en el propio Museo y que acompaña la necesaria visibilidad de las voces nuevas del arte.
_bio
Pintora emergente que vive y trabaja en Madrid. Comienza su carrera artística en el año 2007 como autodidacta, obteniendo un lugar en el “Taller de Esencialismo” en la ciudad Buenos Aires, donde se forma tanto práctica como teóricamente en el camino de las artes plásticas. Durante los años 2013 al 2017 se convierte en co-fundadora del colectivo artístico “Imaginaria”, en la ciudad de Mendoza, Argentina, que tiene como objetivo crear un espacio de confluencia itinerante para el arte independiente local. Paralelamente organiza, coordina y difunde un Centro de Arte Autogestionado para impulsar y desarrollar la cultura local e internacional. Ha realizado muestras colectivas e individuales en las ciudades de Buenos Aires, Mendoza, Valencia y Madrid. Ha participado en la 10ª Edición (2018) de la Revista Flamantes y diversas publicaciones más en España, Inglaterra, Argentina, Croacia, Italia e Israel.