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EL CUERPO PRESENTE // JANA LEO

Participa en «Memoria Congelada»: Un Retrato de tu Trauma en Hielo

Jana Leo te invita a ser parte de su proyecto «Memoria Congelada», una experiencia artística única donde tu retrato se convierte en una manifestación de tu estado de ánimo o un trauma experimentado. Ya sea que compartas un retrato preexistente con una referencia a un trauma personal, o que participes en una sesión guiada para explorar tu estado anímico, tu imagen será introducida en un congelador y fotografiada a medida que la vida de este retrato evoluciona. Este proceso busca «congelar» y compartir tu trauma, transformándolo de una experiencia personal a algo que puedes observar con distancia, permitiéndole adquirir una vida propia. 

Participa en «Fotografiar sin ver»: Un Desnudo Sin Ver el Cuerpo

Jana Leo también te invita a formar parte de este ejercicio de contacto, en torno a la imagen del desnudo, la represión y el estereotipo del cuerpo. Puedes ser la persona fotografiada y/o fotografiar con los ojos vendados. Al no poder ver, la única forma de saber dónde estás y lo que fotografías es tocando, con lo cual tienes que romper esa barrera en una situación extraordinaria, con un tocar que no es terapéutico, medico, ni sensual, es sencillamente un reconocimiento de la existencia de la piel.  

Tu participación ayudará a dar forma a estas dos instalaciones, con copias del retrato y de las imágenes tomadas sin ver que se irán imprimiendo a medida que se realicen, y la posibilidad de obtener una copia para ti.

Si estás interesado en formar parte de esta situación y contribuir a esta reflexión sobre la vulnerabilidad y la memoria, contacta a Jana Leo por WhatsApp al +34 669 732 119

CUERPO PRESENTE
Diez acciones de body-art en la era virtual
Jana Leo

Inauguración 16 de Julio 2025

La exposición El Cuerpo presente trata una forma de vida que, derivada por el uso de las tecnologías, separa entre “en tiempo presente” y “en el lugar”. La conexión sin presencia lleva a la inercia incontrolable del estar haciendo algo sin estar del todo ahí. Este transito que ya empezó con el teléfono alrededor de 1876, y produjo un gran cambio en la comunicación con la popularización del internet en los noventa, se expandió de forma exponencial con el uso de la vídeo conferencia en WhatsApp y se consolidó en el 2020 con la pandemia de la Covid y el zoom, meet, etc.

Presencio el abandono de la era virtual (separación entre lugar y tiempo) y el comienzo de la era “ficcional” (creación de imágenes con aspecto real sin referente real). Mientras que lo virtual sigue teniendo un referente físico, ya sea su imagen, unas palabras o la voz, lo ficcional no tiene referente de la realidad es una invención. La fotografía es una disciplina que tiene su origen en el referente, necesita fotografiar algo que existe. Aún en el caso que sea una realidad creada para ser fotografiada, una foto fabricada, lo ficcional existe. Sin embargo, con las nuevas tecnologías de la imagen se crea sin realidad.

Ahora, en el 2025 es un momento bisagra y es un momento para mí de reflexión sobre ese tránsito y miro en retrospectiva al pasado, no sólo como ha influido mi vida sino la creación de mi obra. Fue en 2012 cuando hice la obra Autoaislamiento que es el origen de esa exposición y que representa la cantidad de tiempo que uso al ordenador, sin movimiento del cuerpo, centrado en la pantalla, encerrada en una burbuja.

Aquí mi primera línea de imágenes que tienen un tinte existencial y dejan constancia de ese estado de separación entre lugar y presencia, o de la inercia de una vida desprovista de parte de su realidad. Para contrastar esta tendencia, ofrezco varios ejercicios que estimulan el estar ahí con todos los sentidos entre ellos Fotografiar sin ver que es un intercambio sin visión y con el mismo lenguaje en los que una persona fotografía a la otra reconociéndola por el tacto. La fotografía es el producto de una relación entre dos, o con uno mismo, y también el mecanismo que permite que la inmersión suceda, una facilitadora. En este sentido el estudio es un laboratorio sobre el tiempo presente y la fisicidad.

Los cambios ocurridos en los últimos treinta años en el uso extensivo y popular del teléfono con cámara y de social media ha tenido un impacto dramático en el entendimiento del cuerpo y por extensión del Body-art. El cuerpo está mucho más presente en la comunicación cotidiana y mucho menos representado en el arte. En el siglo XX, se partía de la comparación entre el body art y la representación del cuerpo en los medios de comunicación; los artistas utilizan sus propios cuerpos para realizar una acción, a menudo con significado político (tu cuerpo es el campo de batalla) en contraste con la publicidad que muestra los cuerpos de modelos para conformar una tipología y vender un producto. 

Con el teléfono inteligente con cámara, el intercambio de información visual (fotos, vídeo-llamadas, zoom, etc.) se ha multiplicado de forma exponencial. Todas/os hacemos fotos y tenemos exposiciones en Instagram, por ejemplo. La constante estimulación visual y comunicación, a menudo, contiene el cuerpo, pero su presencia es tautológica, dice: «Estoy aquí». El cuerpo está visible en tiempo presente, pero no siempre tiene significado. Ahora, en el siglo XXI el cuerpo en las redes sociales aparece de forma constante pero no para reivindicar el cuerpo como el campo de batalla. Autoafirmación sin reivindicación, identidad sin ideología. El feminismo del siglo XX no es visible en el siglo XXI.

Con el movimiento hacia la vida virtual, yo he ido trabajando más en performance, en escritura o ilustración y menos en fotografía. Los retratos pasan a ser perfiles, el retrato que debe contener esencia de la persona y referirse al interior, se convierte en un contorno, la versión de marketing de la persona, su yo exteriorizado. ¿Qué interés tiene ver sólo el exterior de las personas? ¿Cómo van a tener significado estas imágenes una vez que el momento concreto haya desaparecido?

Una segunda línea de las obras en la exposición trata ese empaquetamiento de la persona como perfil, entre ellas Prime, La buena vida o Conciencia de clase y por contraste un intento de crear Retratos, no perfiles. Retratos y autorretratos políticos o de body-art que más allá de la autoafirmación tengan connotaciones liberadoras pues siguen un proceso de análisis y deconstrucción. Rastreando el origen de esta tendencia en mi trabajo está Estigmas Fatales sobre una crisis de salud, (AIDS).

Ese tránsito hacia lo virtual, y hacia el perfil (el perfil es también la parte simplificada de una persona) se manifiesta en las políticas populares basadas en la identidad y no en la ideología. Mi proyecto el cuerpo presente continua en una tercera línea, con obras sobre el cuerpo como residuo del poder y de su falta. El cuerpo es el último residuo de la capacidad de actuar, el primer elemento que se ve alterado cuando ese poder se ha perdido. El cuerpo presente es también, sobre la falta de capacidad de control en la que la acción sobre el propio cuerpo es la única posible por estar atrapado en circunstancias ajenas al control, sean estas metafóricas (como ocurre en regímenes democráticos) o literales (en regímenes autocráticos). El antecedente de estas obras es 154 Bofetadas realizada en el contexto de pensar la burocracia como forma de frustración en el trabajo realizado durante la estancia en la Academia de Roma con el Proyecto: Retratos de la Post-ideología, la relación de confianza entre el individuo y el estado.

Esta línea, ha cobrado mucha significancia en esta exposición y se ha tornado para mí hacia algo inesperado por haber pasado a vivir en una sociedad en la que estar “sin capacidad de acción” no es algo residual como ocurre con la burocracia, sino algo determinante pues la vida, la libertad y la propiedad pueden pasar a estar en poder del estado y fuera de mi control.

En relación a este último he realizado una nueva serie de obras sobre la violencia inter-personal, tras muchos años de trabajo en la violencia sexual y de género, en este caso las obras inspiradas en diarios de violación que releí cuando la historiadora Marta Fernández Morales me pidió el prólogo para su libro sobre el tema. Por último, el cuerpo presente termina con obras que tratan el deterioro del cuerpo, la enfermedad la muerte o el trauma. A este respecto la obra Memoria congelada, en la que congelo la fotografía del día después de un trauma, como un exorcismo para que el trauma tenga su propia vida y deje de nublar mi vida la memoria de algo ocurrido. Ese mismo proceso lo ofrezco ahora para quienes quieran traer una fotografía de un trauma y congelarla.