La artista residente en La Neomudéjar Emma Ferguson demuestra en esta muestra el talento que posee para congeniar el flujo dinámico de la pintura con el eterno fluir de la danza. El interés por efectuar esta actual línea de trabajo se ha consolidado tras años de trayectoria artística al completar con éxito el Master en Bellas Artes en el Pratt Institute de Nueva York, además de recibir la beca de estudios de Postgrado de la Fundación la Caixa con matriculas de honor y premios de excelencia por los resultados académicos obtenidos. Aunque actualmente trabaja y desarrolla sus proyectos en nuestro centro de artes de vanguardia, cuenta con una extensa acreditación en cuanto a exposiciones que la sitúan en Nueva York, Londres y Madrid como principales puntos de interés.
Emma Fergusson siempre ha clarificado que su estilo bebe siempre de lo espontáneo e intuitivo. De hecho, siempre que se dispone a plasmar una nueva inquietud que la apremia sobre el lienzo, establece una conexión casi dogmática que la obliga a respetar el uso equitativo de los espacios positivos y negativos del cuadro, acentuando con sumo interés la continua tensión entre estos dos polos opuestos. Bajo la perspectiva de lo perecedero, Emma juega y experimenta con la caducidad y propiedades de los materiales a su disposición a través de elementos vivaces y desenvueltos, que refuerzan las líneas de fuerza presentes en la obra como un alegato a una visión mística del ballet que el cosmos ejecuta. De hecho, es a partir de estos gestos, lo que la permite construir y deconstruir la forma centrándose en la textura, luminosidad y color de las interacciones. Lo denso y lo pegajoso procedente de su técnica mixta a su vez la permite establecer una reflexión subyacente sobre las capacidades tridimensionales que en un principio parecían no existir en sus pinturas.
Sus obras más conocidas, y que de nuevo verán la luz en nuestro espacio cultural a partir de enero, reciben acertadamente el nombre de “planetas”, donde círculos acartonados impregnados de una tonalidad cromática continuada pero sí diferenciada dan como resultado una versión muy acercada de la orografía que puede apreciarse de los planetas del sistema solar vistos desde el telescopio. La idea de la pintura como un alegato al poder de la afluencia del agua sobre el terreno la permite capturar la esencia del eterno movimiento de la materia. De ahí que las obras abracen también el terreno del vídeo y el audio, las cuales también verán la luz en la exposición. Se trata, en resumidas cuentas, de mostrar a través de diferentes formatos una única visión global consciente de establecer una interacción entre estos que suplan sus limitaciones y potencien la idea del flujo material del universo.
Otra de las obras presentes, de temática distinta pero igual de importantes, recibe el nombre de Recycled Debris. Como el nombre del título puede dejar entrever, la acción protagonista recae sobre la reutilización, práctica o no, de los deshechos sobrantes del estudio. Materiales como el papel, la pintura misma, los trapos de papel que absorben la pintura restante y objetos comprados realizados en materiales plásticos se fusionan desordenadamente bajo el prisma unificador de colores fluorescentes para formar un objeto o escultura sin una forma definida en concreto.
Tras la culminación de la exposición, Emma Ferguson seguirá experimentando con todos los elementos descritos pero quizás a una escala mayor, como una asignatura pendiente en la que todo artista se ve identificado cuando en sus inicios la falta de recursos o viabilidad se imponían al irrefrenable pulso e imaginación desbordada del concepto a tratar. Más veterana, más sabia y con nuevas inquietudes en el camino, está más que decidida a consolidad aquello que, en un día, llamó la atención tanto a conocidos como ajenos por esa magia primigenia y elemental que emana en sus trazos.